Como epílogo de Guadalajara, al despedirnos, justo yendo hacia el aeropuerto a las 4:30 AM, me dirigí hacia una camioneta que llegaba al hotel, pensando que era la que nos llevaría al Aeropuerto…
Sorprais!!
Al abrirse la puerta, cayó sobre mí una mujer que no se podía ni bajar por su propio pié debido a la a tremenda peda que la agobiaba. Al parecer, hasta los dedos me metió en la fiesta en la que estaba (el festival de Cine de Guadalajara)… Usaba un vestido naranja, con espalda desnuda y falda corta pero inflada en capas… La mujer puso sus manos sobre mis hombros, y la sujeté de la cintura para bajarla de la camioneta, mientras me regalaba una de sus deslumbrantes sonrisas, que se ve que tiene mecanizadas hasta en los momentos de su peores pedas… Señores, Ana Claudia reinita Talancón cayéndose de peda el los brazos de su servilleta.“…la puedo llevar a su habitación cargando señorita, no se preocupe… si guarda una manto de la virgen de Guadalupe en su clóset y trae puesta su lencería blanca sería mejor –lo de la lencería es opcional-; la puedo cobijar y velar celosamente por su sueño hasta que quede dormida…”
Claro, Éstas palabras se me quedaron rebotando en mi cerebrito, hasta el segundo en el que de la misma camioneta bajó el reinito en cuestión que la acompañaba, y me diera las gracias diplomáticamente y casi una propina, como si fuera el valet parking del hotel.
La mejor despedida que la perla de occidente me podría haber dado...
Llegamos a Veracruz en medio de un norte. Nublado y lluvia los dos primeros días, lo que representó un clima agradable y amigable para irnos acostumbrando... Nos hospedamos en un hotelote que está hasta la mera puntra del centro, enfrente del faro de la marina y del estacionamiento de los barcotes. El día de ayer el sol se soltó en su apogeo. Fuimos a visitar el acuario y ví de cerca a dos tiburones tigre (tintoreras). En el fondo del estanque duermen unos tiburones gata... Prefiero seguir viéndolos desde el otro lado de un cristal, después de la casi-ahogada que me provocó el último en isla mujeres. Saliendo del acuario hay un servicio de lanchitas que te lleva a una zona en medio de los dos arrecifes que protegen el puerto, es una isla en formación a la que llaman "Cancuncito". La dichosa isla no es más que un montículo de arena que está mar adentro, en medio de la nada. Cuando la marea sube, el mar cubre totalmente el montículo y el agua te llega a las rodillas. Éste fué el caso. La sensación de fragilidad que te puede dar la inmensidad del mar es única.
He caminado a oscuras en una escollera de Boca del Río, solo acompañado de mis sandalias y un huato de hierba que dos compais me enjaretaron camino al lugar... Llegué a la punta de la escollera. No se vé nada, sólo los reflejos lejanos del puerto y los barcos... Sólo se escucha el ruido de las olas...
En ése sitio descansan los restos de mi madre desde hace año y medio...
Y sí, los restos son sólo eso, restos... pero un buen jalón a la hierba, acompañando a la melancolía y a la sensibilidad, bien pueden hacerte alucinar a ratos que las olas que te tocan hasta las rodillas, son caricias, y que el ruido lejano de las olas, puede estar acompañado de las notas de una melodiosa voz que te cantan para arrullarte...
Coño, señores, si supieran qué bien que cantaba mi madre....
Lamentablemente había que que ganarse el pan al otro día. De no ser así, habría seguido toda la noche, con la melodía de Alfonsina y el mar pegándome en la cabeza... El regreso por el malecón fué lindo...Anoche caminamos por las escolleras del puerto mis compas de trabajo y yo, tomamos cerveza como marranos, hice algunas fotitos de las luces veracruzanas reflejadas sobre el mar.Éste puerto es amigable, y guarda sentimientos con historias muy fuertes detrás. Hay que regresar mas seguido...
Casi se acaba la pachanga señores regresamos al DFctuoso. Mañana nos vamos a la boda de Tamara a Tepoztlán. Estaremos todo el fin de semana allá. La semana que entra vamos a los Ángeles a hacer un último casting por tres días, regresando, uno mas en el DF y a disfrutar una vez mas del desempleo absoluto. Salud