sábado, febrero 04, 2006

Réquiem por unas alas...

Se dice por “a’i” que en las montañas del norte existía un extraño ser, de cuya identidad y veracidad muchos aún dudan...
Se dice que la criatura, ante la porfía del mundo, caía en largos períodos de hibernación para, en un tiempo e instante determinados y por un acontecimiento aleatorio, despertar con la oportunidad de reinventarse desde cero y encontrar su lugar y misión en el mundo. Cada vez que regresaba, aletargado y desconcertado, sin entender lo que pasaba y escuchaba a su alrededor, comenzaba por examinarse a sí mismo y tratar de entender su origen y cualidades que lo diferenciaran de lo seres que vivían afuera de su madriguera... que eran tantos... y que hacían todos ésos ruidos tan diferentes, extraños e incomprensibles. Cada vez que se examinaba y echaba una ojeada afuera, veía todo ése mar de viva confusión, de seres vagando de un lado a otro, oyendo sin escuchar, viendo sin mirar... arrastrando los pies en su camino, como cargando un gran peso insoportable... algunos de ellos le llamaban trabajo a su gran losa; otros le llamaban obligaciones; algunos otros mas profundo llamaban a su losa crisis existencial. Al parecer, la gran losa no era sino la propia naturaleza o condición humana, que era pesada e incomprensible para ellos mismos.
Al examinarse a sí misma en busca de similitudes y diferencias, la criatura siempre llegaba al inevitable descubrimiento de ésos dos objetos extraños que portaba en la parte posterior... y que pesaban tanto, y que le hacían tan diferente de las demás criaturas conocidas... -“Cómo cargar con éste peso, si los demás sin él apenas pueden sobrevivir y avanzar hacia otros lados...”- siempre se preguntaba. Al buscar entre la gente a alguien común, o encontrar alguien que le explicara la razón de su diferencia, siempre encontraba el mismo rechazo de aquellos que rechazaban lo diferente por mero método... en el mejor de los casos, encontraba la indiferencia de aquellos ocupados en cargar su gran losa imaginaria.Ante la respuesta repetida, la criatura siempre regresaba a su madriguera, a su letargo, a tratar de soñar alguna respuesta o esperar algún evento que le llevara a la solución de su condición...
Un día como cualquier otro, llegó a su madriguera otra criatura. El viejo ermitaño Josué les llama ángeles a las criaturas como ella. Sólo se le podía describir como un ser de luz que llenaba de una extraña sensación de bienestar a todo aquél que estuviera cerca.El “ángel” regresó a la vieja criatura del letargo para enseñarle que ésas extremidades se llamaban alas, y que si se movían con fuerza, sin tratar de pensar en la condición que las llevaba a ser alas, podían elevar y transportar a quien las portara...
La criatura aprendió a elevarse después de algún tiempo, y después aprendió a transportarse de un lugar a otro, pero fue tanta su euforia y la felicidad por la nueva sensación de liviandad, que batió las alas con una fuerza descomunal y las alas comenzaron a lastimar a todo aquél que estuviera cerca. La criatura inexperta y sin un panorama que fuera más allá de los alrededores de su madriguera, sólo atinaba a volar en círculos, y en uno de sus ciclos de regreso pudo reparar en el daño causado, en el resentimiento engendrado, en el dolor y diferencias que terminaron provocando que los demás le rechazaran más aún que antes de saber volar.-“Para qué eran las alas entonces, si sólo podían causar dolor y resentimiento...”- Al buscar al ángel para preguntarle las razones, no le encontró mas... había partido en busca de otra madrigueras...El viejo Jos dice que los ángeles no permanecen demasiado tiempo entre las demás criaturas para no perder la condición que les hace diferente de ellas... -”Aparte han de tener tanto trabajo entre tantos seres enfermos de pesadas losas...”-
La criatura, desconsolada y más sola que nunca, volvió a su madriguera maldiciendo su suerte... el ángel le dijo cómo usar sus alas, pero olvidó mostrarle hacia dónde dirigirse con ellas...
Se dice por “a’i” que en alguna madriguera de las montañas del norte existe una criatura en hibernación perpetua... soñando... quizás esperando el regreso del ángel que le muestre un camino hacia algún lado...

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