sábado, febrero 04, 2006

A una flor sin sus alas

A una flor que se niega a ser Ángel de nuevo...

Corazón obligado a la ruta del olvido

hoy te canto y te invoco
a levantarte de tus propias ruinas,
de tu pequeña y momentánea muerte
Hoy te invoco a utilizar tus alas,
y a sacudirte de las viejas siluetas,
que te hieren con sus cenizas, con su lógica implacable.
No te ocultes corazón, temeroso,
en el recuento de los años, y de los daños
no especules an amargas falacias,
no te hieras en tu propia ceguera
no repares en el paso inevitable del tiempo
que te lleva sin remedio al reproche de la ausencia.
No devuelvas ofensa por ofensa a la vida desgarrante
no envenenes los caminos con la fuga estéril de tus horas
no levantes el gran muro que bloquea el paso
a la brisa de tu propia bahía,
a la música de tu sol incendiando el mar a su contacto.
No te entregues al temblor de la espera
a la plenitud vertiginosa de la muerte
a la triste luz de tus nervios,
tensos como cuerdas de guitarra.
Vuelve, corazón, por las ilusiones olvidadas en la mesa
junto a aquél vaso roto y vacío.
Desteje las quimeras fracturadas
y aprende a contruír escalones y puentes
hacia la consigna del nunca mas abandono
hacia el espacio para el recomienzo,
al atavío de una nueva entrega.
Deja de ser flor, y vuelve a ser Ángel
¿Cómo habías de morir así, corazón...?
(¿...O es que acaso los ángeles se marchitan...?)
Vuelve a aletear con fuerza, contra el olvido,
para así poder volver a adivinar tu sonrisa entre mis trebejos mas amados...
Puede que el tesoro aún siga ahí, y así, una noche cualquiera
puedan salir por fin, a jugar a escondidas
los recuerdos y el olvido.
Vuelve a intercambiar una estrella por cada beso,
y quizás, entre tantos millones de estrellas que te aguardan,
dejes alguna olvidada para mí.
Vuelve a abrir la puerta, corazónvuelve a ser ángel, que a tu paso
la vida es esperanza de nuevo...

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